Mediodia de domingo, para saborear y tomarle el pulso a los sentidos.
Si vas a Parí
s es imprescindible caminar por las calles del Quartier Latin para disfrutar en algún rincón acogedor ,de una Crepe , una Croque o una Fondue; tan ineludible es, como percibir la dinámica entusiasta en una trattoria de Roma y así entender el espíritu de” All uso nostro”.
De igual modo, solo es posible compenetrarse con la idiosincrasia de Buenos Aires si entras en un Bodegón. Pero sin apuro, con la calma suficiente para observar, para mirar los rostros y el caminar de los que buscan aquí, quien sabe qué mundo mágico.
Entran decididos por la ochava, por esa puerta amigable de doble hoja, redoblando sonoros pasos sobre el piso de pinotea, tan viejo como su propio origen, allá por el 40 y pico. Seguramente el olor a madera, de sillas, nobles mesas y estanterías, inunda desapercibidamente al parroquiano.
Parroquiano que toma la forma de hombre solitario provisto de algún instrumento tecnológico o del diario del día. De padre de familia, con sus críos bochincheros, de estudiante, de distraído espectador de teatros, de hombre de negocios o comerciante de la zona, que exigen el pedido con súbita celeridad.
Grupos de mujeres, o amigas entrañables, parejas enamoradas (o no), todos encuentran allí su universo. Sea para el típico “café con medialunas “, el plato generoso del mediodía, nuestra representativa “picada” o una buena pasta con el infaltable tinto argentino.
Una lengua a la vinagreta te cosquillea profundo; la pavita deshilachada, de tan sabrosa y suave, le hace recitar un poema al paladar. Marche una “mila napo”, un guisito de mondongo y cerramos con strudel -tibio y con la acidez de limón justa para romper con el excesivo dulzor.
Ruido de vasos, murmullo desprolijo de charlas, risas imprevistas, botellas que se abren.
Hay quienes repasan de arriba a abajo escaparates repletos de objetos que hablan del “ser nacional”, de sus costumbres y consumos. Otros reparan en los cuadros que guardan imágenes de infancias olvidadas.
Cada quien se deleita con esos sabores propios de nuestra identidad.
Cuando puedas, entra y acomodate en una mesa contra el vidrio. Los colectivos que atraviesan la ciudad te miran desde afuera y la gente que camina intenta espiar la atmosfera secreta. Esa que flota en el ambiente y te cuenta algo más sobre la íntima esencia del porteño.
#semanadelosbodegones
Celta Bar
Sarmiento 1702 – CABA
Gracias !
Solange Ferreira
Licenciada en Turismo
Asesora de viajes y Tiempo Libre
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@soliluz_63