Emilia Lencina y Gastón Oviedo dejaron sus casas y sus trabajos para cumplir el sueño de recorrer América. Ambos refaccionaron un auto modelo 1960 y se lanzaron a la aventura
Una pareja de jóvenes de Santa Rosa de Calamuchita comenzó a vivir el sueño que planearon desde hace cuatro años: recorrer América y llegar a Alaska. A bordo de un Siam Di Tella modelo 1960, se lanzaron a la aventura que por el momento no tiene fecha de retorno. Se trata de Emilia Lencina (28) y Gastón Oviedo (29).
Ella se desempeñaba como profesora de inglés y él era propietario de una rotisería, pero por ahora esto quedó atrás y hoy se enfocan en el arranque del periplo y en los desafíos que se les vayan presentando sobre la marcha.
El pasado jueves salieron de la localidad calamuchitana para iniciar el viaje hacia el norte. Van documentando la travesía a través de sus cuentas de Instagram, Facebook y Youtube, que se llaman “Un Siam por América”.
Desde Villa María del Río Seco, su primera parada, Emilia contó a Puntal que ya tuvieron la hermosa experiencia de sorprenderse con la solidaridad en el camino, ante algunas dificultades que tuvieron que sortear.
“Vamos a estar unos días acá, la gente nos recibió muy bien; después la idea es subir a Santiago del Estero y ya nos han invitado a Salta, así que pensamos ir haciendo recorrido y disfrutando el viaje. La intención es llegar a Alaska pero vamos sin tiempo”, contó la viajera.
-¿Cómo surgió la idea de la travesía?
– La idea fue mía, y me llevó cuatro años convencer a mi novio para que me dijera que sí. Y decidimos viajar. En un primer momento íbamos a acomodar una trafic para armar una especie de casilla rodante y después, como él tenía en el patio de su casa un Siam en desuso, nos pareció que era ideal y que iba a ir llamando la atención para poder ir vendiendo nuestras artesanías por el camino. Decidimos remodelar el auto y nos llevó unos 6 meses. En la parte trasera le sacamos los asientos e hicimos una cama, debajo de la cama es depósito y después tenemos un portaequipaje bastante grande arriba y llevamos un tanque de agua, carpa y bolsas de dormir.
– ¿En el arranque cómo los recibe la gente? Muchos viajeros hablan de la gran solidaridad que encuentran en el camino…
-Es increíble la ayuda de la gente en la ruta. Apenas salimos tuvimos un problema con la batería, a los pocos kilómetros quedamos varados. Un camionero paró y nos tiró hasta que arrancamos y pudimos llegar a un taller a que nos cargaran la batería. Después llegamos al pueblo y ya se nos había descargado. Un vecina salió, nos ayudó haciéndonos puente y seguimos. Sale gente de abajo de las piedras que te ayuda, es impresionante. Acostumbrados a lo que se escucha que pasa con robos e inseguridad, y cuando salís y ves cómo te ayudan no podés creerlo.
-¿Qué países tienen pensado visitar?
-Tenemos puntos fijos que sí o sí queremos visitar pero después donde nos van invitando vamos yendo. Pensamos hacer Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Pero hoy nos invitaron a Venezuela, que no lo teníamos dentro del itinerario, y probablemente lo visitemos. Y después de cruzar el Canal de Panamá todavía no armamos nada, queremos esperar a llegar allí e ir viendo qué sale.
-¿También llevan bicis en el equipaje?
– Sí, los dos somos deportistas, nos gusta mucho la actividad física. Además queremos cumplir nuestro objetivo de recorrer en bici, en Bolivia, el llamado Camino de la Muerte.
-¿Conocen viajeros que los inspiraron a seguir esta aventura?
-Tenemos tres viajeros que seguimos de siempre. La familia Zapp, que son uno de los primeros, después los chicos de Viajar Vale la Pena, que viajan en una estanciera, y los de Combi Pal´Norte que viajan en una Volkswagen. Uno los va siguiendo y va perdiendo el miedo. Lo que más te paraliza es el miedo a lo nuevo, a lo desconocido. También es parte de dejar lo cómodo, la vida que ya tenés armada y segura, y largarte a lo que venga.
-¿Cómo lo tomó la familia?
-Rebien, al principio pensamos que no les iba a gustar mucho pero se coparon más que nosotros y las dos familias nos ayudaron con el auto, con las artesanías, también vendemos unas bolsas rústicas de arpillera decoradas. Nos apoyaron en todo desde el principio.
Luciana Panella. Redacción Puntal